Omisión mortal
Tal vez pueda señalarse la incidencia de cuestiones azarosas para explicar esta coincidencia temporal trágica. Pero hay también causas que influyen para que una alta proporción de las víctimas de siniestros viales sean personas que se transportan en moto. En lo que va del año, en nuestra provincia la cantidad de muertos por accidentes de tránsito asciende a 41, de los cuales más de la mitad -21- fueron motociclistas.
En el nivel nacional, aunque el porcentaje es algo menor, la cantidad de motociclistas fallecidos impresiona. En 2018, según datos de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, en Argentina murieron 2350 personas que viajaban en moto sobre un total de 5.366 personas fallecidas. El porcentaje alcanza al 43,8 por ciento. El 27,6% de los fallecidos circulaba en automóviles; el 11,9% eran peatones y el 3,7% ciclistas.
Lamentablemente, las estadísticas en materia de siniestralidad vial tienden a ser sobre todo registros generalizados, sin demasiada desagregación. Por esa razón, no se pueden determinar con precisión las causas inmediatas de los accidentes, insumo informativo que ayudaría a generar estrategias preventivas eficaces.
En el caso de los motociclistas, según relevamientos periodísticos un alto porcentaje de los accidentados no portaba casco protector, lo que sin duda agrava las secuelas de los choques o derrapes, siendo factor en muchos casos de la muerte de la víctima. De hecho, de los tres motociclistas fallecidos en las últimas horas, dos no portaban el casco.
Una encuesta realizada por el Observatorio Vial de la Cecaitra (la cámara que nuclea a las empresas productoras de software vial), relevó que solo cuatro de cada diez motociclistas aseguran usar siempre el casco al viajar en una moto. De todos modos, los propios encuestados que admitieron la infracción, reconocieron el riesgo mortal que entraña la omisión: el 87% reconoció que el riesgo es muy alto y el 9% que es alto.
Por las propias características del vehículo que conduce, el motociclista se enfrenta a más y mayores peligros que un automovilista. Las consecuencias de una colisión no son las mismas, como podrá inferirse fácilmente, si la víctima del siniestro vial se transporta en auto o en motocicleta. Conducir con sueño o alcoholizado en un automóvil es un hecho grave, pero hacerlo en una moto es prácticamente firmar su propio certificado de defunción.
Los controles a los motociclistas por el uso del casco suelen ser molestos y causan demoras que generan inconvenientes, pero son necesarios. El rol del Estado es dictar la normativa adecuada y hacerla cumplir. El de los que se conducen en las motocicletas es tomar conciencia de que no se puede circular sin tomar las precauciones imprescindibles, porque, en caso contrario, corre riesgo la vida propia y eventualmente de quien va como acompañante.
Fuente: https://www.elancasti.com.ar/opinion/2019/8/21/omision-mortal-411915.html